Hoy en día es difícil para los consumidores dar sentido a las muchas etiquetas sobre el comportamiento ambiental de los productos y las empresas. Algunas afirmaciones no son fiables, y la confianza del consumidor en ellas es baja. Los consumidores pueden ser engañados, y las empresas pueden dar una falsa impresión de sus impactos, práctica conocida como greenwashing.
Son una indicación o distintivo que tiene la finalidad de identificar aquellos productos o servicios que cumplen unos criterios de elaboración que contribuyen al cuidado y la conservación del medio ambiente.
El objetivo global del etiquetado ecológico radica en utilizar los mecanismos del mercado para estimular la mejora contínua del medio ambiente. Las etiquetas ecológicas permiten a los consumidores tomar decisiones de compra mejor informadas.
Las normas internacionales establecen tres tipos de etiquetado ecológico. Las ecoetiquetas (tipo I), son otorgadas por una tercera parte que ejerce como entidad certificadora y abarcan todo el ciclo de vida del producto. Las autodeclaraciones ambientales (tipo II), son indicadores proporcionados por el propio fabricante, sin certificaciones independientes. Las declaraciones ambientales (tipo III), consisten en un inventario de los impactos ambientales causados por un producto, verificado por un certificador independiente.
De esta manera, cuando encuentres un producto con este tipo de etiquetas, sabrás que han sido elaborados con criterios que contribuyen al cuidado y la conservación del medio ambiente. Así las personas consumidoras están más informadas de las decisiones de compra.